el ir y venir del mundo;
vaivén de las olas humanas,
es acechado por los fríos muros
de la soledad de la noche citadina.
fielmente observado
por el sibilino ojo de la violencia.
mágica utopía que provoca
la embriagante atmósfera de smog.
incita a las mentes sin quehacer
a divagar al aire insólitos pensamientos.
el atrofiado andar humano
ya no es suficiente,
no nos deja ver más allá de las narices.
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